domingo, 18 de agosto de 2019

O contrario a saudade

Hace cuanto había sido?
No lo sé.

Creo haberla visto alguna noche atrás mientras se desvestía junto al closet y el ventilador removía con insistencia su cabello. No sé exactamente hace cuánto había sido pero creo recordar su sabor y sus cicatrices.

Pero, ahora frente a mi, con algunas hebras de cabello enmarcando su rostro, empapado en sudor, recordé entonces de dónde provenía aquel aroma a uvas dulces y guayaba triste.

Mis recuerdos me llevaron ante dos niños bailando bajo una luz tenue. Unos ojos enormes, de gitana. Un collar de turquesas dividiendo su pecho. Una mitad para mí, otra para ella. Supe entonces que dos personas pueden respirar al mismo tiempo,

y el universo se detiene,

y el mar enfurece,

y el alcohol se destila.

La reconocí entonces en los desconocidos silencios, en los humos de las madrugadas.

Hace cuanto había sido?
No lo sabía.

La había visto antes cuando se desvestía junto al closet y el ventilador removía con insistencia su cabello. No sabía hace cuánto había sido pero ahora ella también me recordaba

Y caminaba hacia mí

Y sus ojos brillaban.


Y mis ojos brillaban.


Y éramos cómplices.